miércoles, 14 de diciembre de 2011

Te bebiendo payaso de ojos tristes.Tus amantes te traicionaban y tus sueños se rompían. Andabas por los bares, con resaca y con la boca seca. Sin experimentar miedo por amar o no ser amado. Decías que sólo los hombres de suerte carecían de imaginación para sufrir. No había elección, estabamos unidos por un destino singular, el miedo a la soledad. La soledad era tan grande que puedo verla en el lento movimiento de las agujas del reloj. Nunca nadie encuentra a quien busca,decias, nada dura, repetías. Tenías un vaso de los lamentos y te sentabas a beber con el por las amantes que te habían herido, por los sueños que se habían perdido para siempre en el baúl de la memoria.Me enseñaste que no toda la gente es buena con los demás y que para no ser herido no debes herir. Cuantas horas estuviste esperando que las cosas mejorarán y cuantas horas esperaste a que el teléfono sonara mientras te volvías loco...Y la radio pasa canciones de amor, y el tiempo sigue su tenue compás, y los amantes continúando besándose, y la luna aún saliendo por las noches, y tú...tú sigues bebiendote tus penas y tus fustraciones, mezclando tus lágrimas con el licor, evadiendote del mundo con ese veneno tan perverso, pero a la vez tan inocente y esperanzador.

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