lunes, 19 de noviembre de 2012

Ven, desnúdate, desnúdame. Que si tengo que caer, que sea contigo empujándome a la cama. Y te lo advierto, la próxima vez que pongas mi nombre en un papel, que ponga al lado para siempre. Quiero emborrarme de ti y que me mate la resaca. Aunque sea lunes. Aunque sea jueves. Que cuanto más me pierdo en ti, más acelero. Y recuerdo que el día que nos conocimos llovían perseidas, que quería hacerte el amor con cada palabra, que me olvidé de unos mil amaneceres al verte. Pero ya sabes, puedes dejar cicatrizar las heridas, o puedes dejar que te las cure a besos, aunque lleve más tiempo. Joder, que infinito lleva tu nombre. Y si algún día me dejas, embotellaré kilos de tu fragancia para cuando no soporte tu ausencia. Vete, vístete y deja que me vista sólo.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Solía deletrearme al oído palabras atascadas para enseñarme a anhelar, o me hacía recorrer con sus dedos las cinco esquinas de su nombre. Enganchaba como la droga. Era puro volcán. Sin embargo ya ha pasado tiempo, pero cuando encontré aquella foto nuestra en blanco y negro empecé a temblar. Y creo que dejaré de buscarte por los callejones y me voy de copas con la luna, que siempre sale. Ahora sólo puedo ver luces, donde antes veía estrellas. Joder, que he visto sonrisas suyas más bonitas que una puesta de sol. Y no sé, me temblaba el pulso con cada sonido de su boca. Sin embargo no imagina todo lo que podría hacerle en un minuto. Todo lo que tengo que contarle. Y trato de olvidarme, con cada calada, de un centímetro más de su piel. Pero no puedo. Y que le voy a hacer si en vez de lágrimas sangro letras.