jueves, 24 de mayo de 2012

Enamórate de una canción  ¡y sácala a bailar!. Enamórate de una voz y hazla rabiar sólo para oirla más alto o de las formas ilusiorias de las nubes mientras las espías tendido en la hierba. Enamórate de una risa escandalosa e incítala a estallar en carcajadas. Enamórate de un personaje literario y déjale besos en los márgenes de las páginas, o por qué no ¿de una ciudad rubia con la que puedas escaparte sin moverte de tu almohada? Enamórate de un color chillón, de una película demoledora, de una receta complicada, de un sueño salvaje, de una fórmula secreta o de un piropo extraviado. Enamórate de una manía, o de las migas escondidas entre las sábanas, o del sol deslumbrante o de un libro de una sola noche al que te abrazas para dormirte. Enamórate de la resaca del jueves o de la suerte caprichosa, de la valentía del enamorado o de la brisa perezosa que coquetea con las faldas de las chicas. De una estrofa coja, de un acertijo imposible, de una mirada turbadora, de una jugada maestra, de una perra sin amo, de una media sin pareja. Enamórate de ti, de la vida, y después de cualquiera.

y entró en la habitación haciendo que mis ojos ardieran. Era como James Dean, te lo aseguro. Era demasiado puro para morir. Pero encajaba en mí mejor que mi camiseta preferida. Que yo sé que el amor es malvado, que duele. Y yo aún recuerdo el día en que nos conocimos, en diciembre. Y lo voy a querer hasta el fin de los tiempos, esperaría un millón de años por él. Me prometió que se iba a acordar de mí. ¿Puedes verme a través de las lágrimas? Tenía grandes sueños y de repente me dijo que se tuvo que ir para comenzar su vida excepcional. Y estuvimos bailando toda la noche. Y por mí como si fueran un millón de años.


lunes, 7 de mayo de 2012

Cien años de soledad


Aturdido por dos nostalgias enfrentadas como dos espejos,perdió su maravilloso sentido de la irrealidad, hasta que terminó por recomendarles a todos que se fueran de Macondo, que olvidaran cuanto él les había enseñado del mundo y del corazón humano, que se cagarán en Horacio, y que en cualquier lugar en que estuvieran recordaran siempre que el pasado era mentira, que la memoria no tenía caminos de regreso, que toda la primavera antigua era irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera.