sábado, 14 de abril de 2012

co-razones

no hace falta que me digáis eso de que perdí la cabeza por sus caderas. Ya se de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras. Todo el remolino que forma en cada paso que da. Pero además lo he visto serio, ser él mismo. Y enserio que eso no se puede escribir en un poema. Y que fácil parece a veces enamorarse. Y todo eso de que él puede llegar a ser ese puto único motivo de seguir vivo. Y a la mierda con todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor. Es un cuento que me sé desde el día que me dijo su nombre. Pero tú no sabes lo que es caer desde un precipicio. y que él aparezca de golpe y de frente para decirte: venga, hazte un peta y me lo cuentas. No sabes lo que es despertarte y que él se retuerza y bostece, luego te abrace y luego no sepas como deshacerte de todo el mundo. Así que supondrás que yo sea el primero que entiende que pierdas la cabeza por sus piernas. Y el sentido por sus palabras. Y los huevos por un mínimo roce de mejilla. Que yo también lo veo. Que cuando el cruza por debajo del cielo solo el tonto mira al cielo. Que se como agacha la cabeza, como levanta la mirada y se muerde el labio superior. Conozco su voz en formato susurro, y en formato gemido y en formato secreto. Que me sé sus cicatrices. Que no solo conozco su última pesadilla, también las mil anteriores. Y yo si que no tengo cojones de decirle que no a nada porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna. Y mira que hay tontos enamorados en este mundo. Lo he visto formar un charco de arena, rompiendo todos los relojes que le puso el camino. Lo he visto haciéndole competencia a cualquier amanecer por la ventana. No me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo. Y solo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre. Que te entiendo, que yo escribo sobre lo mismo. Sobre él mismo. Pero razones tenemos todos, pero yo, muchas mas que vosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario