jueves, 24 de mayo de 2012

Enamórate de una canción  ¡y sácala a bailar!. Enamórate de una voz y hazla rabiar sólo para oirla más alto o de las formas ilusiorias de las nubes mientras las espías tendido en la hierba. Enamórate de una risa escandalosa e incítala a estallar en carcajadas. Enamórate de un personaje literario y déjale besos en los márgenes de las páginas, o por qué no ¿de una ciudad rubia con la que puedas escaparte sin moverte de tu almohada? Enamórate de un color chillón, de una película demoledora, de una receta complicada, de un sueño salvaje, de una fórmula secreta o de un piropo extraviado. Enamórate de una manía, o de las migas escondidas entre las sábanas, o del sol deslumbrante o de un libro de una sola noche al que te abrazas para dormirte. Enamórate de la resaca del jueves o de la suerte caprichosa, de la valentía del enamorado o de la brisa perezosa que coquetea con las faldas de las chicas. De una estrofa coja, de un acertijo imposible, de una mirada turbadora, de una jugada maestra, de una perra sin amo, de una media sin pareja. Enamórate de ti, de la vida, y después de cualquiera.

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