sábado, 25 de agosto de 2012


Y no me atrevo a decirte que te espero todos los lunes en mi habitación con la luz apagada y la puerta cerrada. Ni que me duelen los labios de aguantarme las ganas de gritarte. Ni que tengo más complejos que lunares. ¡Y qué locura tu sonrisa! Y no me atrevo a decirte que sólo me acuerdo de ti cada vez que parpadeo. Ni que soy como una marioneta en el teatro de tu boca. Ni que por fuera soy de hierro, pero de hueso por dentro. ¡Y qué locura tu sonrisa! Y no me atrevo a decirte que sigo esperando ese beso que me convierta en sapo. Ni que vivo persiguiendo imposibles. Ni que lo que más necesito ahora es ruido. Pero la culpa es un sentimiento inútil, o eso me han dicho por ahí. ¿Y qué si no es suficiente?

No hay comentarios:

Publicar un comentario