viernes, 16 de noviembre de 2012

Solía deletrearme al oído palabras atascadas para enseñarme a anhelar, o me hacía recorrer con sus dedos las cinco esquinas de su nombre. Enganchaba como la droga. Era puro volcán. Sin embargo ya ha pasado tiempo, pero cuando encontré aquella foto nuestra en blanco y negro empecé a temblar. Y creo que dejaré de buscarte por los callejones y me voy de copas con la luna, que siempre sale. Ahora sólo puedo ver luces, donde antes veía estrellas. Joder, que he visto sonrisas suyas más bonitas que una puesta de sol. Y no sé, me temblaba el pulso con cada sonido de su boca. Sin embargo no imagina todo lo que podría hacerle en un minuto. Todo lo que tengo que contarle. Y trato de olvidarme, con cada calada, de un centímetro más de su piel. Pero no puedo. Y que le voy a hacer si en vez de lágrimas sangro letras.

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