martes, 21 de febrero de 2012

Labios blancos, cara pálida, cogiendo aire entre copos de nieve que arde en sus pulmones. Las luces se apagan, el día termina. La lucha para pagar el alquiler. Largas noches entre hombres desconocidos. Dicen que ella le pega a lo más duro y sueña despierta desde los dieciocho. Pero últimamente parece claudicar. Débil, cae como un castillo de naipes. Y dicen que la desdicha nunca avisa porque somos títeres enloqueciendo por un par de gramos. Ella no quiere salir esta noche y con el humo de una pipa regresa a casa o vende su amor entre hombres. Hace demasiado frío fuera para que un ángel pueda volar.

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