No hay ritual más erótico que el afeitado masculino. No el que realizan millones de hombres todos los días en sociedades atosigantes y enloquecidas en las que el tiempo es sinónimo de oro. Me refiero al arte tradicional del afeitado en el que el varón humano, aislado del mundo y en contacto con si mismo,prepara y ejecuta paso por paso, lentamente, el deslizamiento de la cuchilla por su piel. Estimo que es uno de los espectáculos más fascinantes y mágicos del hombre. Si tienes la oportunidad de contemplarlo, obsérvalo con atención porque es realmente apasionante.
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